
Si embargo debo decir que he pasado momentos maravillosos con mis niñas, en especial ahora con Rebeca que es una bebé muy dulce, siempre tiene una sonrisa dibujada en su rostro y es muy tranquila, y cuando no está sonriendo tenemos conversaciones bastante largas. Tener un hijo es es el sacrificio más grande que puede hacer una persona pero las recompensas son mucho mayores y por eso vale la pena, valió la pena, Rebeca te quiero.